jueves, 25 de diciembre de 2014

El Misterio del Pájaro Azul

Conte de l’Oiseau bleu
Cuento del Pájaro Azul


Aujourd’hui encore, on le voit cherchant le long des rives, s’il ne retrouvera pas l’arche ou quelques-uns de ses débris...


Explicación sobre esta ave y su situación en la Península Ibérica, tomada de la Enciclopedia de las Aves de España, editada por SEO/BirdLife y la Fundación BBVA en 2008

Noé après avoir lâché la colombe prit l’Oiseau bleu (martin-pêcheur) et lui dit:

Toi qui connais les eaux, tu auras moins peur, pars aussi, vas voir si la terre reparaît.

L’Oiseau bleu partit, bien avant le jour ; à ce moment s’éleva sur les eaux un si grand vent, que pour ne pas être précipité et submergé dans l’onde, il prit son essor vers le ciel. Il vola avec une rapidité extraordinaire, ne s’étant pas servi de ses ailes depuis bien longtemps ; aussi, arriva-t-il bientôt dans le bleu du firmament où il n’hésita pas à s’enfoncer. De gris qu’il était auparavant, son plumage se colora de bleu céleste.

Arrivé à une grande hauteur, il vit le soleil qui se levait bien loin au-dessous de lui ; une invincible curiosité le poussa à aller considérer cet astre de près ; il dirigea donc son vol de ce côté ; plus il approchait du soleil, plus la chaleur devenait vive ; bientôt même les plumes de son ventre commencèrent à roussir et à prendre feu. Il abandonna son entreprise et revint précipitamment s’éteindre dans les eaux qui couvraient la terre. Après s’être plongé à plusieurs reprises dans l’onde rafraîchissante, il se souvint de sa mission, mais il eut beau regarder de tout côté, l’arche avait disparu.



En effet, pendant l’absence de l’Oiseau bleu, la colombe était revenue avec une branche de chêne, puis l’arche poussée par ce grand vent que Dieu avait suscité exprès, avait touché terre, et Noé, sorti de cette demeure flottante, l’avait démolie pour en faire une maison et des étables. L’Oiseau bleu, ne voyant plus rien sur les eaux se mit à pousser des cris aigus et à appeler Noé.

Aujourd’hui encore, on le voit cherchant le long des rives, s’il ne retrouvera pas l’arche ou quelques-uns de ses débris. Il a conservé jusqu’à nos jours sur la partie supérieure de son corps le plumage bleu de ciel qu’il a acquis dans le firmament, et son ventre est encore tout roussi par suite de l’imprudence qu’il a eue d’approcher du soleil.



Tras haber liberado a la paloma, Noé tomó al pequeño pájaro azul (Martín pescador) y le dijo:

- Tú que conoces las aguas, tendrás menos miedo. ¡Parte también y ve a ver si reaparece la tierra!

El pájaro azul partió, mucho antes de que fuese de día; en ese momento se elevó sobre las aguas un gran viento, y para no verse arrojado a las olas y tragado por ellas, optó por dirigirse hacia el cielo. Volaba con una rapidez extraordinaria, pese a que no se había servido de sus alas en mucho tiempo; pronto llegó también a la región azul del cielo, en la que se adentró decididamente. Su plumaje, de gris que era antes, se volvió de color azul celeste.

Id.

Habiendo alcanzado una gran altura, vio al sol que se levantaba bajo él, muy lejos; una curiosidad invencible le impulsó a examinar de cerca este astro, y por ello orientó su vuelo en esa dirección; pero cuanto más se acercaba al sol, más intenso era el calor; pronto incluso las plumas de su vientre comenzaron a enrojecer y a incendiarse. Renunció a su intento y volvió precipitadamente a las aguas que cubrían la tierra, para apagarse en ellas. Tras haberse sumergido varias veces en las refrescantes olas, se acordó de su misión, pero por más que mirase en todas direcciones, el arca había desaparecido.

En efecto: durante la ausencia del pájaro azul, la paloma había vuelto con una rama de roble; después el arca, empujada por ese gran viento que Dios había suscitado con ese fin, había tocado tierra; y Noé, al dejar esa morada flotante, la había demolido para construir con sus restos una casa y unos establos. El Pájaro azul, no viendo más nada sobre las aguas, se puso a lanzar gritos agudos, llamando a Noé.

Id.

Todavía hoy se le ve buscando a lo largo de las orillas, tratando de encontrar el arca o alguno de sus restos. Hasta nuestros días ha conservado en la parte superior de su cuerpo el plumaje azul cielo que adquirió en el firmamento; y su vientre sigue enrojecido, debido a la imprudencia que cometió al acercarse al sol.


Recordamos a nuestros lectores que en anteriores entradas de nuestro blog pueden encontrar los enlaces que les permitirán conocer la tesis doctoral 'Violencia interreligiosa en Nueva Jerusalén, Michoacán. Su imagen en los medios de comunicación nacionales e internacionales' y varios documentos textuales, gráficos y audiovisuales relacionados con ese movimiento milenarista y campesino michoacano:




lunes, 8 de diciembre de 2014

Conocer y aceptar nuestro Destino...


Somos sólo para la Nada...

Como nos enseñan los creadores de las antiguas tradiciones de sabiduría, tenemos que proponernos aprender de una vez que nuestra frágil existencia no es sino una derrota sin paliativos y un absurdo, y a aceptarlo...

Sólo así podremos liberarnos de la opresión que ejercen sobre nosotros todo tipo de ideologías mentirosas, que prometen falsamente la 'felicidad' y la realización de nuestros deseos en este mundo, en tal o cual forma de sociedad, en las relaciones personales, o en la lucha por el éxito profesional, etc...

Porque como intuía el sabio mexicano Octavio Paz, si no nos reconciliamos con la Muerte (siempre en este mundo), que es nuestro destino último, y único o verdadero, ¿cómo aprenderemos a celebrar la vida?



"...Finalmente, la historia del universo parece ser la historia de la Derrota del Ser por la Nada: materia, vida, la raza humana, la inteligencia y la creatividad humanas -todo está destinado a terminar en derrota, todos nuestros esfuerzos, sufrimientos y goces perecerán para siempre en el vacío, sin dejar huella-.


"Esto parece banal y es banal y, por lo tanto, importante, puesto que lo banal es nada menos que lo que todos saben y experimentan. No es cierto, en absoluto, que el miedo a la derrota final sea una invención de la ontología existencial moderna ni un efecto del reciente espectro de la guerra global, destructora de todo. Se encuentra en muchos de los grandes documentos de antigua fe: en la 'Épica de Gilgamesh', en 'Rig Veda', en el 'Bhagavad Gita', en el Libro de Job, en los Evangelios, en los Edda y en muchos mitos conservados de religiones arcaicas, entre pueblos con un conocimiento bastante escaso de las leyes de la termodinámica y de la astrofísica moderna; no obstante, conocían la muerte, el dolor, la separación, la crueldad, la maldad, la traición, los vanos esfuerzos y los deseos frustrados y no hay razón para pensar que los experimentaban de forma distinta a nosotros...


"...Conocían el mal y la derrota y los asumían. De distintas formas afirmaban su creencia en que a través de todos los cambios persiste otra realidad permanente: inmune a la corrupción y, por ello, inaccesible a nuestros ojos y oídos y, sin embargo, no totalmente fuera de nuestra experiencia, hay un lugar donde todo lo que hacemos y todo lo que ocurre en el mundo es, de alguna manera, guardado para la eternidad; por lo tanto, nuestros logros y nuestros dolores no son en vano; por ellos la realidad crece y se enriquece, por así decirlo; no son tragados y aniquilados en el abismo del tiempo, sino capturados en la morada perpetua del Ser; y sólo en la realidad eterna (es decir, sin tiempo, no "perdurable") puede la Nada ser vencida."

Fuente/Source: Kolakowski, L.(2000, 4ª edición en castellano) Si Dios no existe... Sobre Dios, el diablo, el pecado y otras preocupaciones de la llamada filosofía de la religión. Tecnos (Anaya), Madrid. pp 37-38